Evaluación formativa

Comentarios 2024.02.21

Luego de un diagnóstico de aprendizaje, la evaluación formativa pasa a jugar dos roles importantes en el proceso:

  1. Enseñar las habilidades necesarias para el aprendizaje significativo de los estudiantes de diferentes maneras. El uso de metodologías activas ayuda a los docentes a llegar de forma creativa e integral a todos los estudiantes con sus diferentes formas de aprender. El colofón de la evaluación formativa es la rúbrica de evaluación con los criterios y sus respectivos indicadores de desempeño, bien establecidos por el docente y presentados a los estudiantes. Por lo tanto, esto ayuda a medir la intensidad individual del desarrollo de dicha habilidad evaluada.
  2. A lo largo del proceso, con cada actividad formativa intencional desarrollada, el docente puede tener retroalimentación sobre lo que los estudiantes aprendieron, brindándoles oportunidades de autoevaluación y, a través de la metacognición, llevándolos a autorregular su aprendizaje. Finalmente, el papel de la evaluación sumativa, antes vista como la más importante, ahora tiene un papel secundario, donde no sólo evalúa el resultado individual del alumno, sino también la práctica del docente y todo el programa de enseñanza.

El desarrollo de la secuencia didáctica dependerá de los aspectos evaluados en el relevamiento inicial, lo que facilitará al docente conducir la clase de manera significativa. Es durante clases bien diseñadas centradas en metodologías activas que el profesor busca intencionalmente proponer actividades que desarrollen la habilidad requerida. Scriven (1967) propuso en sus estudios el concepto de evaluación formativa. Respecto a la evaluación de planes de estudio y programas, el autor sostiene que el objetivo de la evaluación es apreciar, juzgar y formular juicios de valor. Para alcanzar los objetivos es necesario un análisis y los datos obtenidos se utilizan de manera constructiva para las transformaciones necesarias, con miras a la mejora programática. En este aspecto, la evaluación formativa permite la interacción entre el profesor y el alumno durante todo el proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que ayuda a los implicados con información sobre los objetivos alcanzados y lo que aún queda por desarrollar.

Ampliando la investigación sobre evaluación, Bloom (1983, p. 9) sugiere que “debe haber una sistematización en la recolección de datos para verificar los cambios en cantidad o grado que se están produciendo, así como verificar los cambios que ocurren en cada estudiante”. La evaluación formativa tiene la función de proporcionar una opinión informativa a medida que el estudiante avanza, o presenta dificultades en los componentes esenciales que se consideran necesarios para la continuidad en la unidad de aprendizaje. Corresponde al educador señalar las formas en que se cambiará a los estudiantes y decidir qué materiales se utilizarán, qué metodologías se adaptan mejor a las necesidades de la clase y qué actividades desarrollará el alumno, para que se produzca el aprendizaje. de manera significativa. Es función del docente desarrollar rúbricas con criterios de evaluación para cada actividad de evaluación.

Bloom (1983) considera que los estudiantes necesitan conocer datos sobre su progreso en el aprendizaje, como núcleo de la evaluación formativa. La evaluación proporciona elementos para intervenciones durante el desarrollo del estudiante, apuntando a la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje. Se entiende que el uso de datos de evaluación únicamente con fines clasificatorios puede contrarrestar el potencial mediador de la evaluación formativa, reduciendo la solidez del proceso de enseñanza, perjudicando el aprendizaje efectivo de los estudiantes.

Para ello, durante el proceso de formación de los estudiantes, es necesario que el educador desarrolle e incluya en la secuencia didáctica momentos de autoevaluación y autorregulación del aprendizaje para que los estudiantes sean capaces de medir y monitorear su propio aprendizaje.


Fuente: https://www.adventisteducators.org/